jueves, 20 de marzo de 2014

la gente se cansó y repudió la pésima racha.


Cuatro puntos de los últimos 21, producto todos de igualdades, fueron motivo para que al final, el hincha se pronunciara. Hubo banderas de apoyo a De Felippe y de cuestionamientos para los jugadores. Fue una caldera./"DIARIO POPULAR".

En el imaginario del hincha ésta era la chance para, al fin, poder cortar esta racha diabólica. Más allá de que Villa San Carlos arribara a Avellaneda con un invicto de cinco partidos "estuvimos a punto de ganarle al puntero con estos, que van últimos, no vamos a tener problemas" dijo uno de los tantos fieles que se acercaron al Libertadores de América.

Y además, era la posibilidad de cerrar bien un encuentro cuya previa vino convulsionada por cuestiones que tienen que ver con la vida privada y no con lo deportivo y la chance de ponerse tres puntos del cuarto.

De todos modos, el estadio fue esta vez la verdadera "Caldera del Diablo". Era el primer partido de local, tras los bochornosos hechos que se vivieron en la derrota contra Huracán.

Antes del comienzo, se dejó ver una bandera en donde claramente la barra defendía a De Felippe y atacaba a los futbolistas "Omar sí/camarilla no" decía el trapo, en donde se dejaban advertir los números 3 y 10, aunque rápidamente fue retirada y enfrente había otra que decía "Háganse cargo, esto es Independiente".

Además, cuando los miembros del equipo fueron mencionados por la voz del estadio, quedó claramente establecida la división. Un apoyo mayoritario para, por ejemplo, Parra y Montenegro y reprobación de aquel sector que muchas veces condiciona su apoyo. Fue un templo de sensaciones el estadio, como en las jornadas gloriosas, pero lejos de aquellas épicas jornadas de Copa Libertadores y ligadas a este presente incomprensiblemente modesto que vive Independiente.

Cuando llegó la hora de que rodara el balón, el apoyo fue sostenido y se sintetizaba en ese canto que habla del presente, pero también de la fidelidad y que dice "señores, yo soy de Independiente/somos el orgullo nacional/ahora que estamos en las malas/nunca te vamos a abandonar/porque el Rojo es pasión y mi viejo me enseñó/a quererte de la cuna hasta el cajón".

De todos modos, ya a los siete minutos la gente le "marcó la cancha" al equipo con el "ponga huevo/huevo Independiente/ponga huevo, huevo sin cesar/que esta noche cueste lo que cueste/esta noche tenemos que ganar".
La tesitura se repitió sobre los 40 con el "ponga huevo y Rojo ponga huevo". En el segundo tiempo el aliento fue sostenido. Pero ya a los 34 se escuchó el "Movete, Rojo, Movete/Movete dejá de joder/esta hinchada está loca/hoy no podemos perder". A modo de advertencia.

"Iluminate, Pocho, iluminate" pedía un joven hincha en el tiro libre del Pocho sobre el final. Pero no hubo caso. Los silbidos del final, la expresión final de la gente. 

"DIARIO POPULAR"

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