domingo, 30 de marzo de 2014

Independiente, en crisis.

Barras, goleada y acuerdo político: Independiente está más tranquilo, pero no curado.

Aunque el clima se suavizó con el arreglo con Moyano y con el 3-0 con Talleres, el club sigue agitado: la barra brava estuvo en el hotel de los jugadores y renunció el vicepresidente Rubén Vázquez

Por Francisco Schiavo | canchallena.com.

Miembros de la barra de Independiente, con Bebote Alvárez, en el banderazo.  
 
Bronca. Se ganó , pero hubo bronca. A eso llegó Independiente , que volvió al triunfo después de mucho tiempo: el calendario marcó ocho partidos. A los aplausos, algunos forzados para un plantel con heridas y complejos, les siguió un canto seco y duro. Le pedía a Javier Cantero, el presidente que lentamente empieza a despojarse de su investidura, que se diera cuenta que no lo quería nadie. Si cuando se gana se mantiene esa actitud... Si aún en los puestos de ascenso manda el resquemor. Si en la presunta buena, la primera y ansiada después de un aguacero, le sigue el reproche, es que la sal aún no llegó a lo profundo de la lastimadura. Y eso que los ánimos se aplacaron con el 3-0 ante Talleres y con el acuerdo entre Cantero y la lista Agrupación Independiente, que respalda Hugo Moyano, que se hará cargo de la deuda salarial y de los temas futbolísticos hasta junio.

La pelota se movió a la par de las novedades políticas, de la búsqueda de certezas y otra renuncia, la del vicepresidente Rubén Vázquez, en desacuerdo con la puerta que se la abrió a los Moyano. Rebotó de acá para allá con las especulaciones sobre el futuro y con la mirada feroz de la barra brava, que deambuló de un lado para el otro; que fue a la concentración del conjunto de Avellaneda y que merodeó por el estadio Libertadores de América. Pocas veces descansó en un costado. Casi nunca.

El día, húmedo, pegajoso y futbolero, trajo novedades en todos los sentidos. De las buenas y de las malas, como el asedio que sufrió el plantel y los dirigentes, entre ellos Cantero, en el hotel Feir's. Allí, en Suipacha y Avenida Del Libertador, poco después del mediodía, bajo la excusa de un banderazo, se juntaron los hinchas. Se vio a varios integrantes de la barra brava, incluido a Pablo Álvarez, que por poco, por las vallas y la policía, no quedaron cara con los jugadores. Insultaron a casi todos. Apenas si se salvaron Federico Mancuello y el arquero Diego Rodríguez. Los jugadores no sufrieron agresiones, pero sí los que pasaban por allí. Varios peatones fueron robados y algunos autos terminaron con daños.

Cantero, como pocas veces, acompañó a los jugadores en el ómnibus. Antes, con custodia, claro, siempre llegaba por sus propios medios. Cuentan que, un rato antes, les habló a los jugadores sobre la situación del club: el acuerdo con la agrupación de Moyano y la promesa de pago, un tema que tenía nerviosos a varios, sobre todo, a los de mayor experiencia. También les dijo que se adelantarán las elecciones y que, probablemente, la fecha será en julio próximo, una terminado el campeonato, logrado el ascenso o no. Varios, según trascendió, le pusieron mala cara por haberlos expuesto y haber sugerido que el plantel le hacía "una cama. El presidente, como le confirmó a LA NACION, estuvo en la cancha, cuando muchos dudaban de su presencia.

Un rato antes se había confirmado lo que todos presumían: la renuncia de palabra de Vázquez, que hace tiempo no se llevaba bien con Cantero. El vicepresidente no quiso saber nada con el desembarco del sindicalista en Independiente. Es más, por estas horas no se descartan más pasos al costado. La mayoría tomó como un respiro la inyección económica que, al menos hasta mitad de año, enderezará al club y que le permitirá sólo concentrarse en la campaña deportiva, pero también sobrevuelan las miradas de desconfianza.

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