Independiente generó 57 chances de gol en las siete fechas del torneo y sólo metió cinco. Una racha que lo condena.
Tuvimos situaciones de gol al por mayor. Llegamos con mucha claridad, pero fallamos en los últimos metros.
A partir de ahora no hay que errar más”. La lectura de Américo Gallego
fue acotada, no incluyó ribetes analíticos más profundos, pero puede
catalogarse como una mirada correcta. Los números corroboran la teoría
de que el déficit de Independiente no reside en la gestación de las
jugadas sino en la zona de resolución. Y es precisamente allí, en el
área, donde la responsabilidad del técnico se termina y la mochila recae
sobre las espaldas de los delanteros.
Con apenas 21 goles,
Independiente es el equipo que menos convirtió en la temporada. Además,
marcó sólo cinco goles en lo que va del torneo Final con un dato
particular que salta a la vista: ninguno de esos goles fue anotado por
un delantero. Juan Caicedo, Luciano Leguizamón y Ernesto Farías no
encuentran el gol redentor que los libere de la presión creciente. Son
presos de sus propias imprecisiones. Y padecen. De a poco parecen
entregarse ante el peso de una coyuntura que desemboca en un estado de
resignación percibido en cada partido, en cada práctica. Son cazadores
furtivos que subsisten de gritos conjugados en pasado, pero que
atraviesan un presente ajeno a lo que marcan sus antecedentes. El caso
de Martín Benítez contempla otros parámetros. El joven delantero jugó
poco en relación a sus compañeros y no dispone de la madurez necesaria
para adjudicarle responsabilidades que no son inherentes a su corta
trayectoria.
Las estadísticas muestran que el equipo dispuso de
57 situaciones de gol en el actual torneo. Es decir, un promedio de
ocho ocasiones por partido. La problemática es elocuente: los bajos
márgenes de eficacia delatan los inconvenientes a la hora de definir.
Independiente registra un 9% de efectividad y un módico promedio de una
situación aprovechada cada 11 generadas. En la antesala del clásico
frente a Boca, el técnico advirtió los problemas que se suscitaban en la
terminación de las jugadas e hizo hincapié en ejercicios de puntería y
definición. Aunque las 17 oportunidades que dilapidó el domingo
confirman que dichos trabajos no provocaron una mejora.
A
Independiente no le da el promedio (de gol y en la tabla del descenso) y
precisa un guiño de la contundencia para salir adelante. Y pronto...
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