¿Cómo explicar que terminó 1-1 un compromiso que Independiente creó 10 situaciones claras de gol y ‘bailó’ a Boca durante los 90 minutos? ¿Cómo explicar que Boca, habiendo pateado sólo dos veces al arco, se quedó con una igualdad inmerecida? Lo primero que surge, facilismo mediante, es la añeja frase: “Así es el fútbol”.
Lo primero que hay que decir es que el partido fue vibrante, con ritmo y con muchas situaciones de gol. Pero lo que se debe aclarar es que todo eso lo tuvo Independiente. ¿Boca? Un mero espectador.
Ya en el primer cuarto de hora, hubo muchas emociones. A los 9 minutos, Laverni cobró penal para Independiente por foul de Pérez a Leguizamón. Un minuto más tarde, Orión le atajó el disparo al “Rolfi” Montenegro. Y a los 15, fue expulsado Cellay por “último recurso”, en una decisión muy polémica. Igualmente, y más allá de estas incidencias, en lo que respecta a lo futbolístico, en esos 15 minutos, el local fue superior.
Y a partir de allí, esa supremacía quedó aún más en evidencia. Todo fue de Independiente. La pelota, el terreno y las situaciones de gol. Boca, por su parte, no hizo cambios y se rearmó con Albín de ‘4’, Sánchez Miño de ‘3’ y Fernández como volante por izquierda.
Desde el enorme trabajo de Vargas, el “Rojo” se hizo dueño del clásico, se paró en campo contrario, manejó el balón y tuvo profundidad. ¿Qué le faltó? Eficacia. Caicedo siempre estuvo a ‘contra pierna’ y malogró cada chance que tuvo. Leguizamón, lento e impreciso. Montenegro, intrascendente. Y Farías, cuando le tocó ingresar, no hizo nada como para volver a ser titular. Así y todo, tuvo oportunidades y mereció ganar claramente.
Boca, por su parte, ya había resignado todo protagonismo. Bianchi sacó a Martínez para poner a Somoza, el equipo no podía hacer dos pases seguido y la pelota volvía enseguida. Así, se convirtió en un equipo innecesariamente muy defensivo. ¿Por qué no lo perdió? Por lo dicho anteriormente dela ineficacia de Independiente y por la soberbia tarea de Orión, la figura del clásico.
La última media hora, Boca no pasó la mitad de la cancha. Silva estaba solo y no podía contra dos defensores, ya que a esa altura Velázquez y Mancuello eran más delanteros que defensores. El “Rojo” quiso y pudo ganar el partido, pero se quedó con un premio mucho menor al que mereció. Boca, en cambio, nunca quiso, tampoco supo, y se llevó una igualdad demasiado inmerecida.
Lo primero que hay que decir es que el partido fue vibrante, con ritmo y con muchas situaciones de gol. Pero lo que se debe aclarar es que todo eso lo tuvo Independiente. ¿Boca? Un mero espectador.
Ya en el primer cuarto de hora, hubo muchas emociones. A los 9 minutos, Laverni cobró penal para Independiente por foul de Pérez a Leguizamón. Un minuto más tarde, Orión le atajó el disparo al “Rolfi” Montenegro. Y a los 15, fue expulsado Cellay por “último recurso”, en una decisión muy polémica. Igualmente, y más allá de estas incidencias, en lo que respecta a lo futbolístico, en esos 15 minutos, el local fue superior.
Y a partir de allí, esa supremacía quedó aún más en evidencia. Todo fue de Independiente. La pelota, el terreno y las situaciones de gol. Boca, por su parte, no hizo cambios y se rearmó con Albín de ‘4’, Sánchez Miño de ‘3’ y Fernández como volante por izquierda.
Desde el enorme trabajo de Vargas, el “Rojo” se hizo dueño del clásico, se paró en campo contrario, manejó el balón y tuvo profundidad. ¿Qué le faltó? Eficacia. Caicedo siempre estuvo a ‘contra pierna’ y malogró cada chance que tuvo. Leguizamón, lento e impreciso. Montenegro, intrascendente. Y Farías, cuando le tocó ingresar, no hizo nada como para volver a ser titular. Así y todo, tuvo oportunidades y mereció ganar claramente.
Boca, por su parte, ya había resignado todo protagonismo. Bianchi sacó a Martínez para poner a Somoza, el equipo no podía hacer dos pases seguido y la pelota volvía enseguida. Así, se convirtió en un equipo innecesariamente muy defensivo. ¿Por qué no lo perdió? Por lo dicho anteriormente dela ineficacia de Independiente y por la soberbia tarea de Orión, la figura del clásico.
La última media hora, Boca no pasó la mitad de la cancha. Silva estaba solo y no podía contra dos defensores, ya que a esa altura Velázquez y Mancuello eran más delanteros que defensores. El “Rojo” quiso y pudo ganar el partido, pero se quedó con un premio mucho menor al que mereció. Boca, en cambio, nunca quiso, tampoco supo, y se llevó una igualdad demasiado inmerecida.
Así, el “Rojo” no puede salir de ese ‘infierno’ que es la zona de descenso y acumula cuatro partidos sin ganar. Por su parte, el “Xeneize” sigue mostrando un nivel muy pobre, se despidió de la pelea por el título y sólo piensa en cómo mejorar sus graves problemas defensivos para así poder ilusionarse con la Libertadores.
Párrafo aparte para el muy mal arbitraje de Saúl Laverni, quien se equivocó mucho y en acciones importantes. Se apuró en la roja a Cellay, Vargas tendría que haber sido expulsado en el primer tiempo y en el gol de Independiente hubo offside de Farías, protagonista principal de la acción.
"INFOBAE"
Párrafo aparte para el muy mal arbitraje de Saúl Laverni, quien se equivocó mucho y en acciones importantes. Se apuró en la roja a Cellay, Vargas tendría que haber sido expulsado en el primer tiempo y en el gol de Independiente hubo offside de Farías, protagonista principal de la acción.
"INFOBAE"
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